
Sus gemidos la incendiaban y se retorcía mientras se excitaba al mismo tiempo que su piel se erizaba; al enardecer de pasión buscó desesperada palpar la piel del extraño pero éste se alejó; presentía el esfuerzo de aquel hombre por mantenerse en silencio, sabía que su deseo ya no podía esperar mas, fue entonces que ella decidió separar sus muslos y dejar su sexo a la vista, olfato, gusto y tacto del que la esclavizaba...
De pronto un inmenso escalofrío la recorrió mientras desenfrenadamente aquel hombre hundió su cabeza entre sus piernas y recorrió su sexo de memoria, mientras con su lengua artera la penetraba…
Aferrado deliraba con el aroma almizclado y los femeninos efluvios que aquel deseado sexo exhalaba, levantó su boca y apretó sus labios sobre el monte del placer y presionando sintió su humedad...
Ella padecía casi con desesperación, intentaba juntar las piernas pero le fue inútil, el goce la doblegaba a entregarse sin fin…