viernes, abril 27, 2012

LO QUE NO MATA, ACOSTUMBRA!!!


Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
Semen Up





A esto:




Le sumaron esto otro :




Y el resultado se finiquita en lo de tu chino amigo (?) gozando cual orgasmo al consumir esto:


pensar que yo fui por media docena de huevos nomás... :/

¿A QUIÉN SE LE PUEDE OCURRIR INVENTAR SEMEJANTE TURRADA JUSTO CUANDO YO NO PUEDO ‘HINCARLE’ EL DIENTE?

sep, ayer tuve otra de esas citas diarreicas con el ‘sillón del terror’ again… :(


Calculo a grosso modo que no serán más de 30 confititos –claro que pensé en contarlos, lástima que se me ocurrió después de manducármelos desaforadamente–, dentro del diminuto paquetín, anque algo me dice que podrían ser tranquilamente menos porque de tan riquísimos que son estoy segura que antes de cerrar el envoltorio, algún operario no pudo resistir la tentación de colarse alguno...

Ahora, ¿había necesidad de sacarlo a relucir al mercado en un vistoso pero no menos monono envoltorio con el angurriento contenido de 20 gramos???






Lo práctico de una golosina en envase pequeño, es la maleabilidad, por ejemplo, ahora que se nos avecina un fin de semana larguito, podes ir acomodando unos cuantos sobrecitos de esos confititos ricos debajo del colchón -si son colorinches mejor todavía-, lo último que se me ocurriría pensar es en comérmelos, opCviulis!!! :P








domingo, abril 15, 2012

EX posición...

Eric Clapton
Autumn Leaves



Llegó el día en que me dije para mis adentros: ‘¡el mes que viene empiezo!’ –no, no, no se trata de una dieta, aunque buena falta me haría–.

El calendario interno me traicionó y el 29 de Marzo, ya me encontraba recostada en su para nada cómodo sillón plastificado, ese día lloré y temblé –no por causa del dolor, sino
mas bien del terrible cagazo de padre y señor nuestro–, sin la más mínima diplomacia.

Después, llegó el tan ansiado y necesitado feriado pascual, y
con el también arribó la tentación de desistir, de agarrar una por una todas mis promesas internas y tirarlas al reverendísimo recontra carajos!!!

Comenzó la semana y con ella –en menos de 48 horas–, me fui haciendo ‘bicho bolita’, mientras la santificada sensación de miedo crecía de manera insostenible.

Llegó el ‘DÍA D’ y todo a mi alrededor –sin intervención alguna de mi parte–, se confabulaba para que revolee el toallón, claro que si lo hacia, todo me indicaba que además de inestable, ya me pasaba sin escalas al bando de los miserables abandónicos.

Algo me hizo ¡CLICK! y como la topadora que
supe ser en mis años mozos, arremetí contra todos los obstáculos y salí raudamente decidida a enfrentarme al sillón del terror.

La espera fue más leve que en la primera cita, de hecho esta vez el autoboicot no surtió efecto al escuchar claramente mi nombre reptar por cada escalón de la laberíntica escalera.

Me puse de pie y subí, frente a frente solo atine a decir: ‘hola, volví’, intuí que mi seguridad en escasos minutos podía mutar, a pesar de todo no me di bola y dejé que las circunstancias se desenvuelvan con total naturalidad.

Hasta acá todo fenómeno, a no ser porque el efecto de la temible cantidad de anestesia no me dejaba cerrar el ojo izquierdo, a la vez que una hilera de interminables ciempiés iba y venía desde mi mentón hasta mi oreja; pinza en mano, el dolor sobresalta, devienen varios pinchazos de anestesia, a esta altura la comparación con LINDA BLAIR en el ‘EXORCISTA’ me daba como ganadora nata.

No calcule el tiempo de tortura, aunque todo sucedió de manera bastante expeditiva, sin contar los minutos de espasmos nerviosos que me tomaron por sorpresa justo cuando me disponía a rajar más rápido que rata por tirante.

Saludé y le agradecí mediante señas –juro que no había otra forma de poder comunicarme y en lo sucesivo haré algún curso intensivo de lenguaje por señas porque en este mundo si no emitís palabra para comunicarte te podés morir bien muerta–, a la profesional que paciente y comprensivamente había decidido tomar ‘mi toro’ por las astas, me agendó para la semana próxima, me a
brazo compasiva al son de: ‘a vos sí que te ayudó Dios’.

Caminé a los tumbos –porque las anestesias de ahora se ve que vienen como para caballos y/o me administraron la cantidad equivalente como para una manada completa–, las casi 10 cuadras hasta la parada del bondi,
saqué las monedas junto a un papelito en el que se leía: ‘$1,75’, me desplomé en un asiento y toda mi humanidad empezó a plisarse, esas últimas palabras que me dijo no cesaban de retumbar en mi cabeza, me dolía tanto el alma que las lagrimas no se atrevían ni a ovillarse por mis mejillas; nunca reparé en los demás pasajeros, aunque para BLANCA que lidiaba con sus propios males a cuestas, no pase inadvertida, fue entonces que me entrego un papel, se lo recibí y en mi aturdimiento solo la escuche decir: ‘te veo muy acongojada…’; BLANCA me dijo que rezaría para que supere el mal momento que estaba pasando sinceramente no eran las extracciones lo que más me dolían, sentía como si algo me agujereara el medio del pecho, dando paso a un vacío abismal, entonces, yo le escribí en el papelito: ‘¡GRACIAS!’.

Como soy fervorosa creyente de que todo tiene un ‘PORQUE’, al llegar a casa busqué el dichoso papelito que me había dado BLANCA y grande fue mi sorpresa al leerlo, el mensaje era además de premonitorio, auspicioso:



Pensar que uno en momentos realmente difíciles necesita de algunos seres en particular, serán un par, no más, esos que nunca llegan a completar el centavo que siempre le falta al peso, ese ser que uno debe alejar para que duela menos su acostumbrada ausencia, entre otras cosas, de palabras...






martes, abril 10, 2012

DEpendiente...

David Lebon
Tiempo sin Sueños




Durante una buena cantidad de años
–de manera casi sigilosa–,
se dedicó pura y exclusivamente a transformarse en la más perfecta y demoledora:
‘máquina de destrucción masiva’.



Con total y absoluta dedicación aprendió a engañarse,
entrenándose discretamente para salir por cualquier tangen
te.



Frenó y retrocedió
–sin saber por qué, para qué o adónde–.


Disimuló sus baches, remendó su existencia,
y aparentó bajo esa única máscara que le permitió actuar, agudizando la sensación de sentirse inmunda, rota, imperfecta, defectuosa.




Detenerse, era imposible, hasta contenida la ansiedad la hacía temblar.


Lo que suponía liberador: la condenó.

Vivió tecleando iluminaciones,
cuando lo más enfocado hubiese sido por lo menos: quererse.



Su refugio fue el manto sutil que recubre al miedo: la cobardía.


A pesar de no tener mucho en claro, y sin convencerse bajo justificaciones ni excusas,
se cantó algunas verdades, las sintió correr por dentro como un ácido que corroe,
revolvió la mierda interna y el hedor apestoso lastimó, una vez más.


Sólo intenta en la búsqueda.


Porque hoy su desafío es SER, sin lamentos y sin víctimas.