TERCA COMO MULA (?)

Horcas “Ser Uno Mismo”

Éste cuentulis fue como viajar en el tiempo!!
Es increíble lo que el estado de senilidad inminente puede lograr en uno, no??
De pronto me sorprendí recordando mi infancia...
Buè, por aquel entonces no era necesario irse de vacaciones para derrapar ni mucho menos exiliarse en alguna provincia del interior para tener un zoológico al alcance de la mano...
Siendo casi casi hija única hasta mis 9 añitos, en mi haber hubo “mascotas” de todo tipo...
Infaltables en mi vida desde chiquitita hasta la actual actualidad han sido los mininos, no es para menos teniendo en cuenta que toda bruja que se precie de tal tiene un gato, verdad??
A pesar de que nunca les pasé bola a los perros, en casa siempre había 2 ò 3 a los cuales me encargaba de bautizar...
Adoré desde el día en que escuché su canto a los pájaros cardenales - okey, okey, también quería tener mi propio "pájaro loco"- por ende papá se encargó de regalarme uno muy vivaz junto a una parejita simpatiquísima de cotorritas australianas que lograban embobarme por horas y horas mientras no hacían más que pelearse y acicalarse todo el tiempo...
Un día llegaron para quedarse Perlita y Pompón, una dupla de conejos con los cuales aprendí que las garrapiñadas no eran fabricadas dentro de sus intestinos; jamás olvidaré el día en que Pompón harto de mis insistentes demostraciones de afecto quiso arrancarme el dedo meñique, dejándome como recuerdo la cicatriz de su fastidio, obvio que mi madre dotada de cero sentido didáctico sin vacilar se lo llevó a “Doña Marta” - la odiosa vecina - quien supo hacerme saber brevemente lo riquísimo que estuvo mi Pompón la cacerola...
También llegarían los pollitos que siempre adoptaba cuando visitábamos la tradicional "Fiesta Nacional de la Flor" en Escobar, más tarde arribaría un pato y hasta un burro de los cuales no tengo (creo que por suerte), recuerdos de sus destinos finales...
Conclusión, de peque supe claramente que en definitiva muchas veces, las cosas no se le dan a quien más se las merece sino a quien sabe pedir con insistencia...
Suelen decir que donde una puerta se abre, otra puerta se cierra y viceversa, de aquellos años locos en que me fascinaba tener mi propia granjita, hoy sólo comparto la tenencia en custodia de Vito, un ejemplar deslumbrante de gato montés...

(sì, sì, ya saben que hacen "clcik" y se leen a gusto y piacere en cuentito)

Algún día, quien sabe, tal vez tenga mi propio Temaikèn, si lo pienso barajando cierto optimismo, sospechando que la esperanza es saber al menos, dónde está la desesperanza (por ahora estoy en un careo con esta última)

¡¡¡ Mecachoendié !!