DESEOS...

Nos vemos…
Llamamos nuestra atención…
Decidido te dispones detrás mío…
Te miro de arriba a abajo, y por un momento noto que detenés tu mirada en mi voluptuoso escote…
Sin darme cuenta ante la falta de espacio, y los bruscos movimientos, mi cuerpo empieza a estar pegado al tuyo…
Roces tras fricciones, comienzo a percibir como mi cola se prensa a tu pene; por supuesto intentas separarte de mi, pero el sólo hecho de ver que me estás apoyando, provoca una abrupta erección absurda de ocultar; yo lejos de molestarme incito con fuerza mi cola contra tu pene como si lo quisiera sentir cada vez más reafirmado…
Con astucia te acomodas, hasta centrarte al medio de mi cuerpo para tener un perfecto soporte; me embestís friccionándote contra el centro de mi cola; intentas moverte para masturbarte...
Observas que yo comienzo a estremecerme, cerrando los ojos…
Beneficiado por lo apretujados que estamos, una de tus manos se detiene sobre una de mis piernas, de a poco la escalas solicitando mis nalgas; empezás a colarte en mi pollera, hasta que tu mano llega al objeto deseado de pulsar: mis suaves nalgas; comenzás a acariciarlas hasta que en la exploración me abordas, masajeas mi cola sobre mi tanga; uno de tus dedos intenta penetrar mi cola empujando, ése masaje corre sin darme cuenta mi tanga, y así tu dedo se tropieza con mi orificio anal; comenzando a empujar decidís penetrarlo…
Me muerdo los labios para evitar gritar ese dolor de la penetración anal, esa exquisita mezcla con el placer…
Siento tu pene que continúa deleitándose con la masturbación de mi cola; a tu dedo le sumas otro luego de la habilidosa dilatación ejercida...
Al instante apartas tu mano de mi cola y la transportas hacia mi vagina, notas que mi sexo esta nutrido de mis flujos; la introducís y me masturbas penetrándome con tus dedos; sentís mi clítoris inflamado y explosivo, jugás con el…
Me doy cuenta que vos ya no resistís más, tu desesperación es cada vez mayor, y entre quejidos reprimidos te escucho decir: "BASTA NO DOY MAS..."
Entendí la situación, en un impulso de tu impaciente deseo por estar dentro mío...
Al instante estalla en mis oídos una voz que dice: “FIN DEL VIAJE, SE RUEGA A TODOS LOS PASAJEROS DESCENDER DE LA FORMACIÓN…”
La muchedumbre se amontona sin cesar por sitiar las puertas de la única salida del subte como si fuera el último viaje su vida…
Yo, en cambio me siento particularmente fresca y casi libre; con total parsimonia me dispuse a caminar, impediéndome prolongar mi imaginación…
Juro que traté de censurar mi mente, capturar sus alas para no dejarla revolotear, pero no pude ni quise hacerlo…
Casi sin parpadear mis ojos se estacaron en la nada y tu deseo aprisiono mi fantasía…