DOMINIO...

Bruscamente la coloco de espaldas…
Continuó sometiéndola con su lengua incansable que buscaba para su juego ahora su orificio anal; lo sorbía, lo chupaba, lo dilataba, lo poseía y ella se entregaba como jamás lo había hecho…
Sentía su alma hechizada y pecaminosa, su cuerpo zigzagueaba sin parar hasta que violentamente dos dedos se abrieron camino en su sexo para luego salir rápidamente y dar lugar al azote más exquisito…
Sus respiraciones se cortaban, las manos se hundían a zarpazos entre las sabanas,
las bocas se abrían sin poder emitir sonido alguno y, ella de sus ojos dejó caer algunas lágrimas inertes…
Por fin el rito había comenzado y su cola estaba siendo penetrada por ese miembro tan temible que entraba y salía sin parar; resignada movía sus caderas hasta que lo tuvo totalmente dentro suyo, los movimientos se sucedían, casi desesperado se apoyaba en la tentadora abertura para volver irrefrenable la feroz arremetida…
El sexo de aquel hombre se había convertido casi mágicamente en su alcoba, en un palacio de fatigas…
Ella deseaba volver a sentir ese huracán que alguna vez supo depositarse en ella, deseaba sentirse mujer…
Fue entonces que el silencio se cortó cuando los orgasmos de ambos se encontraron en la profundidad de sus entrañas…